Hace unos días celebramos el día del trabajo y no sé si todos lo celebramos en positivo. El trabajo nos puede hacer sentir lo mejor de nosotros mismos, o al contrario, atraparnos y desdibujarnos en una fastidiosa rutina.

Dijo Confucio: “Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”; y no puede ser más cierto, pero no siempre podemos elegir.

Incluso a veces, lo que empieza gustando acaba transformándose en un suplicio, casi siempre gracias al estrés.

Una vez leí que el éxito de las aves no estaba en sus dos alas, sino en dominar a la perfección el vuelo. Alzar y permanecer en el aire precisa dos factores determinantes: peso y energía. Su evolución ha creado unos saquitos aéreos junto a las alas que dejan pasar el aire y con ello pueden mejorar la eficacia del vuelo. Los hace más ligeros, más veloces, más eficientes.

Entonces, si somos seres libres, completos y capaces ¿cuál es nuestro “saquito aéreo” más exitoso para que podamos recuperar la vida, la felicidad y la tranquilidad en el trabajo y huir del estrés?

Pues la actitud con la que afrontamos lo que nos ocurre y ocurre a los demás. La actitud multiplica. Si revisamos la historia, no son los conocimientos y las habilidades especiales las que han dado un giro positivo al mundo, sino la sabiduría. Basta recordar a Mandela, Gandhi o Luther King: Contar con el valor de las buenas relaciones humanas y poner en valor sus emociones. Todos “estamos hechos de lucecitas que se encienden cuando amamos” como dice la canción de Passenger.

Así que la pregunta es ¿aspirar a ser jefe o a ser sabio? Si es lo segundo, estás aspirando a ser protagonista de tu vida, fluir “descomplicándote y desaprendiendo” para aprender cada día más a:

    1.- Liderar tu metro cuadrado.

    2.- Saber que el paraíso es una decisión.

    3.- Saber que uno es lo que hace y también lo que deja de hacer.

    4.- Aceptar que no todos tenemos las mismas posibilidades, pero podemos tener la misma actitud.

    5.- Ser la imagen de lo que quieres ver.

    6.- Saber que lo tienes todo para ser el mejor agente de cambio.

    7.- Emitir respeto y educar.

    8.- Ser consciente de lo que tienes y lo que te falta.

    9.- Conectarte con lo que tienes.

    10.- Saber que ni el dinero, ni el miedo te darán la felicidad.

    11.- Amar antes.

El sistema de innovación más exitoso para vivir somos nosotros mismos. En el trabajo también. Es una lástima que el sistema educativo califique por puntos las posibilidades de entrar en una u otra universidad, dando poco margen para potenciar las cualidades de cada uno. Dicen que el mayor deseo de los padres es que los hijos sean felices. Entonces ¿por qué los planes de estudio hablan de “asignaturas” que nada tienen que ver con la felicidad? ¿Por qué no hay materias para poder desarrollarse como persona? Asignaturas como aprender a tomar decisiones, a saber resolver conflictos, a ser críticos y buscar sentido a lo que se quiere hacer, darían las herramientas necesarias.

Así que vamos tener la osadía de correr riesgos porque como dijo Mandela: “No encontrarás pasión alguna jugando al mínimo; conformándote con una vida menor a la que eres capaz de vivir”.

De ti depende. No vinimos a este mundo para repetir los días.

 

Mª Eugenia Pons de Gironella