La Sentencia no resuelve el conflicto emocional, sólo el jurídico. 

La Mediación es el “traje a medida”.

Sara Pose Vidal

Magistrada de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña

De cerca con Sara Pose, una mujer y una profesional valiente, comprometida, incansable e inspiradora. Magistrada de la Sala Social del TSJ de Cataluña desde julio de 2003 y miembro electo de la Sala de Gobierno del TSJ de Cataluña, lleva a cabo además una amplia actividad docente en ISDE, Abat Oliba, la Universidad de Barcelona y ESADE, así como la actividad de formación contínua del CGPJ. Es ponente en el Foro Aranzadi Social de Barcelona desde el año 2002 y del Foro de Relaciones Laborales de ESADE desde 2014. Pionera e impulsora de la Mediación, como miembro de GEMME (Grupo Europeo de Magistrados por la Mediación) y coordinadora de la sección catalana de GEMME desde 2011. Directora y coordinadora de la experiencia piloto de mediación intrajudicial en los Juzgados Sociales de Barcelona desde 2013. Coautora de la guía para la mediación intrajudicial (ámbito laboral) del CGPJ.

 

¿De cerca qué vemos en Sara Pose?

Pasión, entusiasmo.

Magistrada, profesora… ¿con qué se queda?

Me quedo con ser mujer. Ser mujer como estrategia de vida, porque serlo me ha permitido ser todas las otras cosas. Vivir todo desde el prisma de mujer: ser profesional, ser madre…. Tenemos cerebros distintos, es científico.

¿Cuéntenos el sueño que la llevó a ser Magistrada?

Un sueño truncado, porque queria ser médico. La nota de corte de ese año , no me lo permitía , así que me decanté por estudiar derecho.

Nada que ver…

No se crea, no es tan radical como parece porque la medicina y el derecho tienen mucho en común: la salud de las personas. El derecho ayuda a hacer relaciones más saludables. Opté por la judicatura, porque quería ayudar y también decidir.

Dedica su vida a la justicia, si hablamos de justicia ¿de qué hablamos?

Justicia es un valor moral, aunque últimanente está muy denostado y se identifica con lo que es justo para cada uno. Una justicia a la carta de lo que cada uno le conviene y ésto no es así.

Pues mal vamos…

La justicia debería ser un pilar del estado. De momento, no lo tenemos y ésto es imprescindible e irrenunciable en cualquier sociedad que tenga la voluntad de vivir en paz .

“La justicia es un hábito del alma que da a cada cual su dignidad” dijo el clásico…

Es que la justicia no es dar a cada uno lo suyo. No exactamente. Es mucho más. Hay que respetar de inicio las normas, la conciencia y el valor fundamental de cada uno.

¿Con su experiencia en conflictos del ámbito laboral diría que las personas siempre queremos tener razón?

Somos mediterráneos y nos cuesta mucho aceptar que no tenemos razón.
La gente no siempre viene a buscar justicia. En realidad la finalidad de las partes cuando se llega a la judicialización es impedir dar la razón al contrario.

Y si la Sentencia no nos da la razón, arremetemos contra la justicia…

Porque en muchos casos vienen a buscar la justicia no como una solución, sinó como una venganza. Por eso no se piensa en la opción de sentarse a hablar.

¿Por dónde tenemos que empezar a cambiar?

Empezar por el colegio, a partir de que uno tiene uso de razón: aprender a ser flexibles. El problema es que se llega al litigio con una inflexibilidad absoluta. Si aprendiéramos desde la infancia a aproximarnos a los argumentos del otro, sabríamos dar una salida más clara a los conflictos.

Y si le hablamos de mediación ¿de qué hablamos?

Hablamos del traje a medida para cada persona, sea cual sea su particularidad . Mire, mi madre era modista, de hecho me lo hizo estudiar a mí y tengo el título. Así aprendí la diferencia entre un traje a medida y el pret a porter. El traje a medida se adapta a la persona, no hace arrugas, permite que la persona luzca de la mejor manera, más aún, permite la expresión de la persona. La mediación es ese traje a medida .

Y usted como Magistrada ¿por qué se acercó a la mediación?

Conocí primero la conciliación, y por razones familiares, la negociación. Fue la curiosidad lo que me llevó a la mediación al descubrir un componente distinto. El mediador es el acompañante que ayuda a “tirar el hilo” de lo que está pasando. Ni decide, ni propone soluciones. Deja que las partes la construyan. Me di cuenta que era algo que debía potenciar como juez. Una forma de administración de justicia.

¿Diría que acudir a un Juzgado es arriesgado?

Tiene un riesgo dependiendo de lo que estés buscando. Si buscas una solución jurídica, el riesgo es mínimo. Ahora bien, si vas al juzgado en busca de que te solucionen el conflicto, es arriesgadísimo, porque ésto no lo vas a conseguir. La sentencia no pone fin al conflicto y muchas veces inicia otro.

¿Y qué es lo que resuelve la sentencia?

Al conflicto de emociones o intereses, no le damos respuesta.
Mi labor es siempre aplicar la ley. Contrariamente a lo que algunos creen, el Juez está encorsetado en la ley, y solo puede juzgar aquello que han puesto sobre su mesa. Podemos solventar, por ejemplo, cómo interpretar jurídicamente un contrato, pero no más allá.

Así estamos con los procedimientos de familia, pleito tras pleito…. ¿pedimos que legislen más o mejor ?

Ya tenemos los códigos éticos del mediador, no necesitamos nada más. No es la magia del legislador la que va a solucionar los problemas de los tribunales de familia. El problema no es jurídico. Tenemos los instrumentos y no sabemos utilizarlos. Es como tener un violín, el problema no es el instrumento, tiene todas las piezas, el problema es que no sabemos tocarlo. Hay que saber qué sistema permite solucionar los conflictos de familia y hay que informar para elegir el mejor sistema.

Un problema social grave…

Pero no se solucionan los problemas sociales legislando más. Ciertamente el legislador antes de decidir debería recabar la opinión y las necesidades de los operadores jurídicos y sociales. Por ejemplo, en laboral, las leyes ni crean ni destruyen empleo. Solo se crea empleo solucionando los problemas reales de la sociedad. En el ámbito laboral hay una legislación cambiante que incluso diría que puede ser contraprudecente.

¿Y cómo hacemos para utilizar estos otros métodos como son la mediación?

Ya podemos acudir a la mediación, pero no lo hacemos.

¿Por qué no lo hacemos? ¿Qué debería saber el ciudadano?

Deberíamos saber que una sentencia resuelve el juicio, pero no el problema. Éste persistirá, o será mayor en la ejecución. Además, es seguro que a una de las partes, y a veces a las dos, no les convence la sentencia, y posiblemente su resolución jurídica no encaja en su problemática. Judicialmente, con suerte, te dan lo que pides pero no siempre lo que solventa el problema.

¿Pues por qué no mediamos?

Primero eduquemos en mediación. No la podemos imponer, ni estructurar como procedimiento judicial. Precisamente la flexibilidad del sistema de mediación, la adaptabilidad del mismo a las partes, impide toda estructura legislativa. Debemos ofertarla, comunicarla como la alternativa más adecuada.

En Francia la mediación es el paso previo a todo proceso de divorcio ¿podríamos hacer lo mismo?

Francia tiene mayor cultura de mediación. Si la estableces como mecanismo previo, hay que mirar como se va implementar. Miren lo que ocurre en el ámbito laboral. La conciliación previa del CMAC se ha convertido en un requisito y en él no se desarrolla una función mediadora.

¿Y cómo podríamos empezar a desarrollarla?

Como mucho aquí en España podría proponerse la obligatoriedad de una sesión previa informativa sobre la idoneidad de la mediación. Pero no legislar más. No creo en la imposición, ni en la obligatoriedad. Hay que enseñar .

La letra con sangre entra…

Hay que enseñar a creer en la bondad de la mediación y en sus resultados. Imponerla tiene el riesgo de convertirla en un trámite burocrático. Si no educamos en mediación en la base estamos perdidos. Hay que empezar en la escuela, en todas las universidades, no sólo en el ámbito del derecho.

Un problema cultural: no educamos en ADR (sistemas alternativos de resolución de conflictos).

Mire, somos hijos de la cultura de la confrontación. En la abogacía, la mediación es sólo una asignatura del Máster, y tampoco se educa en mediación en la Escuela Judicial. Se enseñan las normas, a actuar en juicio, pero nada más.

¿A cambiar esta “cultura” por dónde empezamos?

Se están haciendo cosas muy buenas. El proyecto “Dialoga”, desde ESADE, que convoca premios a los trabajos de mediación en las escuelas. Hay que empezar ya en los jardines de infancia. Hay que dejar de acudir al “pataleo”, desde ahí podemos cambiar la cultura .

Usted en la Magistratura como miembro de GEMME es una pionera en estos cambios. ¿Qué es GEMME?

GEMME se construye en 2003 en Francia, por el presidente del Tribunal Supremo francés, preguntándose por la insatisfacción que muestran los ciudadanos por la labor judicial. Conscientes de que la sentencia es un instrumento limitado, nace de la voluntad de llevar a cabo la tutela judicial efectiva y convertir el juzgado en un centro de resolución de conflictos, ofreciendo a las partes la posibilidad de explorar otras posibilidades, otras vías de resolución .

¿Cuántos se sumaron?

Llegué en 2011, soy coordinadora de Cataluña. Gemme está compuesto por 18 países de la Unión Europea, y España tiene voz en la Comisión Europea. A nivel español somos 250 jueces de 6000 jueces. Mucho por hacer todavía.

¿Y qué medidas propondría?

Campañas dentro del ámbito judicial, informar a los compañeros e implementarla. No es un aligeramiento de la carga de trabajo de la judicatura. Más bien al contrario, supone más trabajo .

Si proponer la mediación desde la judicatura supone más trabajo tendrá pocos seguidores. ¿Cómo puede animarles para que se unan?

Es tarea de nuestras facultades decirle al ciudadano que la solución que le voy a dar es limitada, y debemos proponerle que explore otras posibilidades. Hay que ponerse unos prismáticos para ver mas allá. Con ello estamos ofreciendo al ciudadano mucho más que una sentencia.

Y al ciudadano…

Al ciudadano hay que decirle que nosotros, los jueces, mantendremos la custodia de su pleito y solo podemos velar porque el equipo de mediación sea neutro y desconectado del aparato judicial. Así siempre tiene la posibilidad de reiniciar el pleito que quedó en suspenso y al margen de la mediación .

Cuénteme la prueba piloto que en el año 2014 se desarrolló en los juzgados de lo social de Barcelona ¿Cómo surgió la idea de esa prueba piloto? ¿cuál es el balance desde que se está aplicando?

Tiene su parte positiva y su parte negativa . Se produjo en el contexto del año 2012. Teníamos la crisis, la saturación de juzgados, y decidimos intentarlo. Buscamos jueces comprometidos. Hay que pensar que sólo hay un magistrado de Gemme en la jurisdicción social. Fue indispensable la labor de la decana, Mercedes Caso. Se precisaba un equipo de mediadores sin remunerar. Se encontró en la Universidad de Barcelona, a un grupo de especialistas en conflictos laborales en hospitales. Un equipo acostumbrado a variables extrañas .

Realmente un equipo entrenado….

El perfil diverso de los mediados exigía una atención personalizada. El equipo estaba integrado por mujeres, y necesitamos que hubiera también hombres. Conseguimos diseñar un equipo con todos. Obtuvimos la autorizacion del Consejo, y el acuerdo de la sala de gobierno del TSJ, y también el apoyo material necesario de Gerencia de Justicia, ubicando el espacio de mediación intrajudicial en el mismo edificio del juzgado. Imprescindible que se viera su vinculación con la administración de justicia.

Mucha gente y mucha oficialidad a favor…

Hubo que hacer las campañas de información, colectivos, sindicatos, formación para el personal de las oficinas, para que supieran comunicar lo que era la mediación. Se inició el 31 de mayo del 2014 y se puso en práctica en septiembre .

Un proyecto lleno de entusiasmo…

Superamos todos los obstáculos del mundo. Uno de ellos fue el traslado de los juzgados desde la Ronda de Sant Pere a la ciudad de la justicia. Tuvimos que ubicarnos de nuevo y afrontar muchos cambios de personal . Volver a implantar todo de nuevo. Hay que decir que el Departament de Justícia se portó muy bien, cediendo el espacio necesario para el plan piloto .

¿Valió la pena tanto esfuerzo?

El plan afectó a tres Juzgados. Se obtuvieron cifras muy positivas. El nivel de acuerdo de los asuntos mediados fue del 90%, y el tiempo empleado en la resolución del conflicto entre 15 y 30 días.

Fue un éxito rotundo, con un nivel de satisfacción del 100%…

Más que un éxito. Fue demostrar que es posible implantarla, y que si se implanta el resultado es magnífico. El resultado que debería incorporarse como un servicio más a la administración de justicia.

Y entonces ¿por qué no se implantó el sistema de la mediación como alternativa?

Por falta de presupuesto. Se presentaron también los resultados al Departament de Justícia, demostrando que era factible y absolutamente beneficiosa, pero dijeron que no había presupuesto. En Madrid funciona con otra perspectiva, los derivan a organismos conciliadores. Bilbao fue pionera y cuando se acabó la financiación, se acabó el proyecto. Un final agridulce.

¿No había presupuesto o voluntad política?

Tristemente aún sabiendo que el resultado final era óptimo, no se consiguió la estabilización del servicio por falta de presupuesto y el servicio no puede funcionar gratis. Es responsabilidad de los políticos empezar a pensar en una partida para implantar la mediación. Se debería incluir como un servicio más y no se ha hecho. Actualmente, aún sabiendo el beneficio que supondría esta implantación, no está en el programa de ningún partido.

¿Diría que hay intereses que impiden la implantación de la mediación?

Ciertamente puede ser vista como una invasión de competencias. Algunos desde la abogacía pueden ver al mediador como un competidor desleal. También la retribución está peor valorada. Pero sobretodo tenemos un problema cultural sobre el sistema de abordar los conflictos.

Está claro.

Se vió en el programa piloto: había un problema de ignorancia del sistema y a la invitación a acudir a la mediación porque a la que hablabas de que los protagonistas eran las partes, debías aclarar que los abogados podían estar siempre. Las reticencias, de hecho, eran de todas las partes: letrados, magistrados y partes.

¿Y cómo hicieron frente a las reticencias?

Nuestro reto era que asisitieran a la sesión informativa, porque si iban normalnente se quedaban en el proceso.

¿Qué haría para que los juzgados convocaran a la mediación?

Lo importante es que redactaran una “invitación” con fecha y hora y ofrecer previamente una charla informativa. Es un largo camino y hay que ganarse la confianza.

¿Qué ha aprendido del ser humano desde la ventana de la Judicatura que deberíamos saber?

Se aprende igual que en la calle. Hay que pensar que con la toga se establece una cierta distancia. De algún modo te situas en un punto intermedio, en una objetividad, aunque no pierdes empatía. Podría decir que los seres humanos, me han llegado a decepcionar muchísimo, viendo personas capaces de perder los valores más indispensables. También he visto todo lo contrario, buenas personas, capaces de darlo todo.

¿Recuerda algun caso que le haya marcado especialmente?

Tengo muy presente que mi trabajo puede invadir el terreno de la intimidad de las personas. Recuerdo especialmente mi labor en los Juzgados de Distrito en Santander. Los reconocimientos judiciales en los desahucios de viviendas en las que se debía acreditar si se vivía o no, se debía acudir a la vivienda a la hora de comer. Me parecía terriblemente invasivo. También en los levantamientos de cadáveres. Recuerdo la recuperación de una persona ahogada que llevaba mucho tiempo en el mar, y de cómo se estaban haciendo los trámites del reconocimiento, mientras la familia esperaba fuera. Muy triste tener que esperar…

¿Qué aprendió de aquella experiencia?

Que entras en terrenos muy emocionales, muy privados, y hay que tener un plus de sensibilidad. Lo que más impacta no es el despido colectivo, como parecería ser. Lo que me conmueve es el caso particular, frente al que tienes que aplicar la ley, porque no se puede hacer otra cosa. Ocurre, por ejemplo, con la pensión de viudedad, cuando quien la solicita lo hace como único medio de subsistencia, y si no cumple los requisitos que exige la ley, no se puede hacer nada, porque como Juez te has de ceñir a esa ley .

Eso es muy duro…

Pero eso la vía para conseguir un cambio social, no está en la Sentencia. El juez no es un constructor del derecho. Nosotros nos movemos dentro de los márgenes de la ley. Actualmente la inspección laboral es más activa y ya no hay tantos casos de falta de cotización de la empresa. Mi profesión contribuye a mejorar la vida, con los límites de la ley, aunque podamos buscar vericuetos.

Si pidiera un libro para entender el conflicto ¿qué libro me recomendaria ?

Recomendaria mucho “Patria” de Fernando Aramburu. Habla del conflicto que producía ETA en la vida de las personas, en la propia familia, en su entorno… es muy interesante y también para analizar todos los ámbitos del conflicto.

Su labor profesional es inmensa, se implica en mil causas, y al mismo tiempo es alquien muy accesible. ¿Su secreto?

Disfrutar de lo que hago y en todo lo que hago…

Cuénteme otro, ¿“de cerca” con quién?

Con mi familia y amigos

¿Y de lejos?

Las personas tóxicas.

¿Cuál diría que es su mejor herramienta para la resolución de conflictos?

Como profesional, la ley. Como persona, mi herramienta es el diálogo, contar hasta 10 y volver a empezar… siempre convoco a las partes para que hablen entre ellas.

En el mundo universitario del que es docente ¿qué le cuenta la nueva generación?

En la nueva generacion hay debate. Es una generación comprometida con causas. Causas que no son las nuestras, pero que están por un mundo mucho mejor. Tienen preocupaciones políticas y sociales. Se sienten preocupados por su futuro, con una visión variopinta, muy implicada y llena de complicidades. Una generación con mucho que aportar.

¿Y cuál es el legado de Sara Pose?

“Legado” es una palabra demasiado grande para mi. Lo que sí me importaría que quedara de mí, es el haber sido una persona honesta, y haber transmitido a mis hijos el valor de compartir, dialogar y de buscar la felicidad.

Y por último, regálenos una frase que le haya inspirado en la vida.

Yo le diría que “siempre es temprano para rendirse”