Montse se siente feliz al ver como su hijo Pere, a pesar de su divorcio, conserva intacto su apetito, ha finiquitado en un momento su generoso plato de paella y se dispone a repetir.

Pere durante su degustación ha estado elogiando las dotes de cocinera de su madre e incluso se ha interesado, después de muchos años sin hacerlo, por su receta de paella, aunque Montse sabe que todo el repentino interés culinario de su hijo no es más que una estrategia para evitar que empiece su inevitable interrogatorio.

De repente, a Montse le traiciona el subconsciente, y lo que era una simple reflexión y deseo en su mente, lo transforma y verbaliza lanzando una frase en voz alta.

  • ¡Ahora podrás venir a comer paella a casa más a menudo!

Justo al decir la última palabra, se muerde el labio en señal de arrepentimiento por haber pronunciado aquella frase, así que intenta amortiguar el golpe con una caricia en la cabeza de su hijo.

  • ¡Mamáaaaaa, no empieces!

Montse necesita reforzar su amortiguación así que sigue hablando.

  • Bueno, también puedes cocinarla tú. Seguro que tu paella superará a la mía, ¡con lo bien que haces todo lo que te propones! (Lo de empoderar a sus hijos a Montse siempre se le ha dado de lujo).

Montse lanza un suspiro de amor maternal y retoma la conversación.

  • Ahora en serio, ¿como estás? Ya sé que la verborrea la utilizas para evitar hablar del tema, pero ya conoces a tu madre…

  • Sí mamá, te conozco, y calma que estoy bien. La verdad es que ahora, y desde que empezamos a ir a mediación familiar, estoy mucho mejor. Al principio fue duro porque todo eran reproches y malas caras, pero ahora parece que tras dialogar en mediación nos hemos tranquilizado, y desde las últimas sesiones, tengo la sensación, incluso, que nos entendemos y queremos llegar a la mejor solución para todos, especialmente para Pol.

Montse, al oír el nombre de su nieto suspiró nuevamente, esta vez en clara señal de sufrimiento, y miró justo en dirección al pequeño que se encontraba feliz en el sofá del comedor, mirando por cuarta vez, y no por ello con menos interés, una película especialmente seleccionada por su abuela aquella mañana y que, cómo no, tenía que ver con la mediación ambientada en dibujos animados. Un corto titulado «el puente y la mediación» que precisamente muestra las ventajas de resolver un conflicto o problema desde la colaboración. Su nieto Pol se ríe a carcajada limpia, especialmente cuando los protagonistas grandotes se enfrentan ante el problema de pasar el puente y ver que, como no colaboran, acaban cayendo los dos al vacío. Sin embargo, Pol ha reaccionado con un gesto absolutamente espontáneo y sincero de lanzar un besito con su manita directo a la pantalla, cuando los segundos protagonistas de la historia han sido capaces de solucionar su problema de paso por el puente con la colaboración y ayuda mutua, pareciendo que el pequeño Pol premiara dicha actitud, de acuerdo y colaboración, con su cariño y amor.

Pere, que se había dado cuenta del sufrimiento de su madre por su nieto, dijo…

  • Mamá, no te preocupes por Pol. Si de algo estoy orgulloso es de que estamos siendo capaces de dejarlo al margen de nuestros problemas y malos rollos, así que tranquila que tu nieto sigue siendo un niño feliz, con dos padres que lo quieren y decidirán lo mejor para él.

Pere también se adelantó a contestar lo que sabía más preocupaba a su madre.

  • Y has de saber que hemos acordado una custodia compartida pensando también en vosotros, los abuelos. Así que podrás ver y cuidar a tu nieto exactamente igual a como lo has venido haciendo hasta ahora.

Nuevo suspiro de Montse, ahora en clara señal de relajación.

  • ¿Os ha recomendado la mediadora la custodia compartida?

Aunque Montse ya sabía la respuesta, porque se había informado por internet de la función del mediador, y sabía perfectamente que una mediadora no podía proponer soluciones, no se le ocurrió otra forma de intentar indagar y averiguar un poco más sobre el tema de la custodia de su nieto, una vez superado, por lo que le había adelantado ya Pere, el miedo de que hubieran acordado una guarda exclusiva para su todavía nuera que podía significar ver menos a su nieto.

  • No mamá. Un mediador no puede sugerir qué tenemos que hacer, ni qué solución decidir. La mediadora nos ayuda a dialogar y a que seamos capaces de decidir por nosotros mismos qué queremos para nuestra nueva situación, y especialmente para Pol. Así que hemos sido nosotros los que hemos decidido una custodia compartida. Tenemos muy claro que Pol nos necesita a los dos.

  • ¿Y cuando tenéis que volver a ver a la mediadora?, preguntó Montse ya mucho más relajada.

  • La próxima semana ya firmamos el acta final, pero antes nuestros abogados tienen que leer nuestros acuerdos para asesorarnos legalmente, darles forma jurídica y redactar el convenio que se presentará definitivamente en el juzgado junto con la demanda de divorcio.

Pere ya empezaba a sentirse intranquilo al considerar que aquella conversación sobre su divorcio estaba resultando demasiado larga, así que con la dolorosa renuncia al postre y café de su madre, se apresuró a marcharse adelantando ficticiamente la hora de la primera reunión de trabajo que tenía aquella tarde.

Montse, tras quedarse sola, suspiró nuevamente y se sentó en el sofá, junto a su nieto Pol, dispuesta a ver, ya por quinta vez aquel día, el gran corto de “El puente y la mediación”.

Carmen Gil