En Francia hay la bella costumbre de felicitar el año nuevo con tarjetas de felicitación (cartes de voeux) que se envían durante todo el mes de enero. También se felicitan en el saludo cotidiano con un “bonne année”, durante todo el mes de enero. Este deseo de felicidad comunicado a pequeñas dosis mantiene la ilusión del nuevo año por más tiempo, y a su vez hace presente la conciencia de que estamos a tiempo para llevar a cabo nuestros propósitos.

Aquí, sin embargo, celebramos la noche vieja, con gran alegría y “celeridad”. Nos felicitamos y nos deseamos lo mejor para nuestros propósitos, pero la expresión de los buenos deseos no dura mucho más de una noche. Ocurre que pasados 3 o 4 días ya nadie expresa sus deseos de prosperidad. Pero, ¿cómo es posible que todos los deseos y esperanzas, secretas o no, empujadas con fuerza por 12 uvas, aún a riesgo de la propia vida, se difuminen en el primer día de vuelta a la rutina? ¿Por qué sentimos que nada ha cambiado, y que ahí estamos, siguiendo el mismo camino? ¿y por qué, sin embargo, cuando alguien nos dice algún” feliz año” tardío hace reaparecer discretamente el sueño o el deseo? ¿En qué momento decidimos rendirnos? Será que, como diría Benedetti se está “Perdiendo inexorablemente la capacidad de sentirse sacudido, de sentirse vivir.”

Este año 2018 no vamos a renunciar. Podemos mantenernos fieles a nuestros deseos de cambiar algunas cosas de nuestra vida. Nos atravesaron 365 días del 2017 y sabemos bien que queremos atravesar de la mejor manera el 2018, con sus 365 días, nuevos, inéditos, únicos. En cada uno podemos ser quien queremos ser, elegir como queremos estar y expresar qué queremos comunicar. No se trata de proponerse mil cambios, basta con poner el foco en la actitud de cada día, para estar presentes, positivos, y felices. Daniel Goleman en su libro “Focus”, distingue tres tipos de foco , para encarar eficazmente nuestros propósitos de vida : “El foco interno nos ayuda a conectar con nuestras intuiciones y los valores que nos guían, favoreciendo el proceso de toma de decisiones; el foco externo nos ayuda a navegar por el mundo que nos rodea; y el foco en los demás mejora, por último, nuestra vida de relación.” En definitiva, sacar lo mejor de uno mismo para avanzar y conseguir mantener buenas relaciones con los demás.

El tiempo del nuevo año ya está aquí, y conectar con nuestro mundo interno requiere entrenamiento, empezando por alejar los miedos, buscando la afirmación propia con agradecimiento y tomando el camino con objetivos y decisión, y por supuesto, buscando los medios para alcanzarlos. Cada uno tiene sus propias habilidades y debe entrenarlas. La mediación y el coaching, proporciona herramientas para enfocar de manera eficaz todo nuestro potencial, tanto en la toma de decisiones, como en la mejora de relaciones personales y profesionales: “El secreto del cambio es enfocar toda tu energía, no en la lucha contra lo viejo, sino en la construcción de lo nuevo” dijo Sócrates. Así pues, no desperdiciemos energía y pasemos a la acción con tres sencillos pasos iniciales:

1.- Para alejar los miedos: Anotar en una hoja de papel, 10 temores, especialmente aquellos que te hacen retroceder en tus propósitos y guardarlos en un sobre cerrado en el cajón, hasta el año que viene. Cuando los escribas te darás cuenta son los mismos que temías para el año pasado. Cuando abras el sobre en las 2019 veras como no habrán sucedido en un 90%. Por ello suéltalos ya , ciérralos en el sobre , y no los dejes pasar en este año 2018.

2.-Expresar nuestro agradecimiento con entrenamiento matutino: afirmarte cada mañana expresando 3 me gusta” de ti mismo, de tu vida, frente al espejo. Te regalará muchas sonrisas. Mira si no, cómo lo hace la pequeña ”Jessica”, para ser aprendices en agradecimientos.

3.-Elegir y perseverar. Elige tus metas y propósitos y escríbelos en una lista de 10, en orden de preferencia. Busca la ayuda precisa, personal o profesional, para conseguir las herramientas para logarlo. Un sencillo ritual para llegar a ser la expresión de ti mismo.

Esto es, en definitiva, lo que pretenden todos los seres humanos en las diversas tradiciones ante la entrada del año nuevo. Todas ellas, buscan proponer y llevar a cabo una renovación personal, a través de diversos rituales iniciáticos. Por ejemplo, en Uruguay tiran agua por la ventana, para eliminar lo malo del año anterior y renovarse, en Japón hacen una limpieza de la casa llamada “osoji”, para recibir el nuevo año preparándose para su novedad, y en Irlanda ponen muérdago debajo la almohada para encontrar el amor en el nuevo año. Pero hay una tradición especialmente significativa, en algunos países de América del Sur (Colombia y México), en la que las familias salen de casa a medianoche con una maleta de viaje vacía y se dan la vuelta a la manzana para asegurar el cambio hacia un año nuevo lleno de nuevos caminos, de muchos viajes. 

Esta última tradición refleja de manera vivencial la importancia de la decisión y la preparación para el camino. La sencillez de una maleta y el inicio de unos pasos, simbolizan nuestros deseos, listos, conscientes y orientados firmemente hacia un nuevo camino, sintiendo ya de inicio la felicidad del viaje mismo, un progreso personal consciente que podemos alcanzar por sí solos o con la ayuda de un proceso de coaching y mediación. Haruki Murakami, un escritor de éxito, que llego a ser corredor de maratones y “Ironmans”, en su libro “De qué hablo cuando hablo de correr” narra el maravilloso placer de perseguir un sueño y la felicidad de vivir el día a día avanzando hacia los propios objetivos: “Es muchísimo mejor vivir diez años de vida con intensidad y perseverando en un firme objetivo, que vivir esos diez años de un modo vacuo y disperso…esta es la esencia del correr y, al mismo tiempo, una metáfora del vivir.”

Meditando estas palabras, os dejo mi tarjeta de felicitación para este año, deseando que persistamos en nuestros sueños, que alejemos los miedos y que llenemos esta maleta de renovados sueños para el viaje, poniendo agradecimiento, empeño y decisión para llevarlos a término en cada uno de los 365 días que pasaran por cada uno de nosotros este año 2018.

Y así no solo cumpliremos un objetivo, o alcanzaremos una meta, sino que disfrutaremos del camino y sobretodo, podremos lograr que la forma que deseamos estar en el mundo, sea aquella que elegimos, la nuestra particular,

la tuya.

Mª Eugenia Pons de Gironella