Hoy han citado a Montse en el despacho del nuevo director de recursos humanos. Hace algún tiempo que Montse ve cambios importantes en la empresa y lleva semanas preparándose mentalmente para esta cita y para el que ella cree es el objetivo de la misma: entregarle su carta de despido.

La empresa está experimentado importantes movimientos de plantilla. El trabajo ha descendido por la crisis y Montse es consciente que, ante este escenario y sobre todo por sus cincuenta y ocho años, tiene todos los números en el sorteo de un viaje para casa. Siente que de nada servirá que le siga apasionando su trabajo en el departamento de clientes ,que sigue realizando con la misma vitalidad y ganas de trabajar de siempre.

Está claro que, con el volumen de clientes actual, sobra una de las dos personas encargadas de su departamento y su nueva compañera de trabajo, aunque en su opinión es algo más torpe en el trato con las personas, ha sido colocada por el nuevo director de RRHH y es mucho más joven que ella, así que Montse se siente, ante ese escenario, en clara desventaja.

Al entrar en el despacho del nuevo director de RRHH y tras el saludo de rigor, Montse se sienta ante su jefe dispuesta a encajar el golpe de su despido

  • ¡Montse!.- dice con firmeza su jefe.- quiero agradecerte personalmente, en nombre de la empresa, tu dedicación y trabajo. ¡Muchas gracias Montse!

A pesar de que el agradecimiento de su jefe suena sincero, Montse sigue tensa y convencida de que la van a despedir, así que permanece inmóvil y en silencio.

Su jefe prosigue:

  • Sabes que estamos haciendo cambios en la empresa y reestructurando plantilla porque nosotros también nos hemos visto afectados por la crisis.

Ahora viene la gran noticia, pensaba Montse. Su jefe añade:

  • Pero queremos hacerlo sin prescindir de personas que, como tú, aportan valor y nos demuestran que quieren a la empresa.

Montse no puede creer lo que está oyendo.

  • Sabemos, por otra parte, que tú y Paula (su nueva compañera de departamento) tenéis algún que otro problema en el trabajo que quiero intentar resolver y para ello os voy a proponer acudir a un mediador que nos ayude a encontrar la solución a vuestro actual conflicto en el departamento.

Montse estaba alucinada.- ¡Mediación!.- se dice a sí misma.- Quieren que sigamos en el trabajo, que nos entendamos, que nos apoyemos…

Casi llevada por el entusiasmo está a punto de saltar y plantarle un beso al director de recursos humanos, aunque finalmente, por prudencia, contiene su arranque cariñoso.

Si Montse no se hubiera informado sobre la mediación, a raíz del divorcio de su hijo Pere, no sabría lo que le estaba proponiendo su jefe, e incluso hubiera malpensado sobre qué estaría tramando la empresa. Sin embargo, gracias a estar informada sobre la mediación, ve la propuesta del director como una gran oportunidad para ella y su actual situación laboral.

Que la empresa esté dispuesta a recurrir a la vía de la mediación significa (Montse ha leído mucho sobre ello) que en su empresa están dispuestos y abiertos a: dialogar fuera de los tribunales, en un espacio muy diferente y más amable; a escuchar a Montse, que dicho sea de paso tiene muchas ganas de hablar; a conocer y preocuparse por sus intereses y necesidades; a dejar todo lo que se hable en la más estricta confidencialidad; a colaborar juntos para intentar diseñar una solución a medida empresa/trabajadores respecto a su situación y que parece no implicará su tan temido despido, sino un nuevo encaje y solución de su relación con su compañera y en la empresa.

Todo ello es motivo más que suficiente para que Montse se sienta reconocida y haya recuperado la esperanza de poder seguir trabajando, mirando con otros nuevos ojos al nuevo Director de Recursos Humanos a quien ahora empieza a ver como alguien atento a los problemas de las personas.

Montse sale del despacho del director con un ánimo totalmente renovado y opuesto al que había lucido al entrar, sabiendo que ahora tiene una oportunidad para aportar y comunicar todo lo que le gustaría decir sobre su trabajo y departamento. Pero ¿por qué le habrá dicho el Director que tiene un problema con Paula? Ella piensa que no tiene ningún conflicto, sino que es su compañera la que no sabe tratar a los clientes.

En el preciso momento en el que sale del despacho de su jefe visualiza a Paula con el móvil en su mano y piensa “ ya está otra vez perdiendo el tiempo en Linkedin” y de inmediato se vuelve a preguntar

  • ¿Tengo yo un problema con mi nueva compañera o lo tiene ella? La verdad, no lo sé.- reflexiona.- pero ahora estoy segura de que tendré la oportunidad de descubrirlo porque podré escuchar y también ser escuchada, para mejorar la relación y mi departamento.- y sonriendo rectifica.- Bueno, “nuestro” departamento.

Hoy soplan vientos de mediación en la empresa de Montse y eso hace que se sienta feliz porque en su empresa nadie piensa en prescindir de las personas sino en hacerlas crecer.

Carmen Gil